Hoy nació Isabella, la segunda hija de una gran amiga mía. Recuerdo perfectamente el día que conocí a Ana María, fue en una fiesta de la secundaria por una amiga en común.
En mis fotos de XV años ella sale, aunque llevábamos una semana a lo mucho de conocernos, y ninguna de las dos imaginaba en ese momento que nuestras vidas iban a estar enlazadas por muchos buenos momentos y varias lágrimas.
Por muchos años fue la amiga de mi amiga, sabía lo esencial sobre ella y convivíamos esporádicamente. Un día ya en la preparatoria nuestra amiga en común fue expulsada y adopté a Ana como parte de mi círculo de amistades cercanas, muy cercanas. De pronto las calles que nos separaban, ya que vivíamos en el mismo fraccionamiento, desaparecieron y la casa de cada una se convirtió en una extensión de la de la otra.
Por esa época me atrevo a decir que Anita pasaba por la primera gran crisis de su vida, el divorcio de sus papas, y quizás el agridulce sabor de esa mezcla de juventud e ilusiones con el resentimiento a la vida nos unió.
Crecimos, pasamos a la universidad, sobrevivimos al primer pleito, y nos unimos más. Su familia se volvió un eje en mi vida por esa época y era sumamente común que me refugiara en ellos.
La muerte de un hermano de Anita me demostró cuan importante eran para mi, recuerdo que llore amargamente porque el dolor de cada uno me taladraba el corazón, pero ya había un ángel que cuidaba a esa familia desde el cielo.
Los años siguieron pasando y la vida nos demostraba a Ana María y a mí como podía sorprendernos cada vez que pensábamos que ya habíamos pasado por todo. Siempre terminábamos consolándonos una a la otra y al final nos reíamos de las calamidades que nos pasaban.
Un día me avisó que estaba embarazada, después de un largo noviazgo con su novio, y yo sentí una nostalgia inmensa, me cambiaba de residencia en unas semanas y no iba a poder convivir con ella todo el proceso de su embarazo.
Tal como imaginé cuando me enteré de la noticia, no viví con Ana ni el embarazo, ni el nacimiento, ni sus primeras peripecias como mamá primeriza, sin embargo gracias a la tecnología tampoco estuve totalmente desconectada de lo que estaba viviendo.
Cuando rondaba por mi cabeza regresar a mi ciudad natal, Ana María se fue a vivir a otra. Confieso que si me dio tristeza hacerme a la idea que ya no iba a estar a unas calles de mi casa. ¿Ahora con quien me iba a desahogar cuando sintiera el mundo encima? Siempre, con la que mejor me sentía después de platicar, era ella. Con la que me identificaba, la que me podía entender, la que me inyectaba esperanza, irónicamente era Ana.
Hace unos meses la ví, embarazada de su segunda nena, vino a nuestra ciudad y aunque no nos vimos tanto como hubiéramos querido, ninguna de las dos dudó por un segundo del cariño de la otra.
Hoy nació Isabella, la segunda bendición de ese hogar. Debe estar muy orgullosa, sus papas son grandes personas, pero sobre todo su mamá es una reina, una excelente amiga, mi gran amiga. Te adoro Anabanana muchas felicidades.
lunes, 10 de octubre de 2011
Mi amiga Ana
Etiquetas:
amiga
,
amistad
,
embarazada
,
familia
,
preparatoria
,
secundaria
,
universidad
Suscribirse a:
Entradas
(
Atom
)